Pestañas

lunes, 24 de septiembre de 2012

Testimonio Personal de una Mujer Sobre la Mamografía


"No sé si me ha salvado la vida, pero la mamografía me ha regalado tiempo para estar con mis hijas"


ELENA IRIGOY EXPLICA QUE SU CÁNCER NO ERA PALPABLE Y SOLO PUDO SER DETECTADO POR UNA RADIOGRAFÍA DE MAMA


Elena Irigoy.


PAMPLONA. No había cumplido los 40 años cuando le diagnosticaron cáncer de mama. Casi fue una casualidad. Al finalizar la primera consulta con su ginecóloga en el centro de la mujer Laira, de Berriozar, después de tener a sus dos hijas, y casi saliendo por la puerta le comentó que antes de los embarazos le habían hecho ecografías de los pechos por su densidad. La especialista solicitó que le realizaran una mamografía, puesto que al no haber alcanzado los 45 años Elena Irigoy Sarratea no estaba incluida en el plan de prevención precoz. "Fui a hacérmela muy tranquila porque no tenían síntomas y ni yo ni la ginecóloga habíamos notado nada al palpar". La prueba detectó que algo no iba bien. El diagnóstico tras tres biopsias fue inapelable, dos focos, un cáncer in situ y cuatro ganglios afectados, y la primera acción médica, radical, extirpación total de un pecho ante lo avanzado de la silenciosa enfermedad. Luego meses de quimioterapia y radioterapia. Habían pasado siete desde la visita a la especialista, en enero de 2011, hasta concluir el tratamiento. "Me dijeron que los tumores estaban situados muy posteriores y eran imposibles de notar al tacto. Eran pequeños, pero habían hecho ya mucho daño. Solo la mamografía pudo detectarlos", explica tras una cerrada defensa de la necesidad de mantener el programa de detección precoz y de rebajar la edad de la primera mamografía.
"Ahora tengo unos años de mucho riesgo porque tengo más posibilidades de desarrollar cáncer en el otro pecho o una metástasis a distancia en otros órganos. No ha sido una detección precoz porque la enfermedad no estaba en fase inicial, pero si llego a tener que esperar a los 45 años no puedo decir si hubiera muerto porque no se sabe, pero estaría con tratamientos paliativos". Aunque para ella lo prioritario es la superviviencia, le preocupa que se deje de financiar la cirugía plástica. "No soy capaz de enseñar mi cuerpo a nadie, ni a mí misma. Me gustaría que los políticos me viesen y me dijeran que la cirugía no es una necesidad".
Para esta licenciada en LADE, que ahora tiene 41 años, la enfermedad ha sido una batalla más psicológica que física. "Las dos semanas que esperé el diagnóstico fueron durístimas y ahora también el día de saber que esto puede volver. El oncólogo me dijo en la última cita que viviera la vida al día. Intento sacarle partido a cada momento, pero tengo ratos oscuros, miedo, pienso mucho en la muerte. No me quiero morir, pero intento hacerme a la idea". Elena manifiesta su pasión por la vida, que no ha conseguido apagar esta cruel enfermedad. "Quiero vivir por mí, me gusta mucho la vida y me voy a agarrar a ella con uñas y dientes, pero también porque tengo dos niñas pequeñas, de 4 y 2 años. Pienso mucho en ellas, en dejar las cosas arregladas por si me pasa algo. No quiero que crezcan sin una madre y voy a luchar por estar el máximo tiempo con las niñas. Por la noche, pienso que si he tirado un día más, ya he estado un día más con ellas y puede que parte de ese regalo me lo haya hecho la mamografía. Sufro mucho al pensar que si me fuera ahora no recordarían a su madre".
"No soy una estadística. Soy Elena Irigoy y si me muero ni para mí ni para mis hijas habrá nada más", se despide.



Testimonio Personal de una Mujer Sobre la Mamografía


"No sé si me ha salvado la vida, pero la mamografía me ha regalado tiempo para estar con mis hijas"


ELENA IRIGOY EXPLICA QUE SU CÁNCER NO ERA PALPABLE Y SOLO PUDO SER DETECTADO POR UNA RADIOGRAFÍA DE MAMA


Elena Irigoy.


PAMPLONA. No había cumplido los 40 años cuando le diagnosticaron cáncer de mama. Casi fue una casualidad. Al finalizar la primera consulta con su ginecóloga en el centro de la mujer Laira, de Berriozar, después de tener a sus dos hijas, y casi saliendo por la puerta le comentó que antes de los embarazos le habían hecho ecografías de los pechos por su densidad. La especialista solicitó que le realizaran una mamografía, puesto que al no haber alcanzado los 45 años Elena Irigoy Sarratea no estaba incluida en el plan de prevención precoz. "Fui a hacérmela muy tranquila porque no tenían síntomas y ni yo ni la ginecóloga habíamos notado nada al palpar". La prueba detectó que algo no iba bien. El diagnóstico tras tres biopsias fue inapelable, dos focos, un cáncer in situ y cuatro ganglios afectados, y la primera acción médica, radical, extirpación total de un pecho ante lo avanzado de la silenciosa enfermedad. Luego meses de quimioterapia y radioterapia. Habían pasado siete desde la visita a la especialista, en enero de 2011, hasta concluir el tratamiento. "Me dijeron que los tumores estaban situados muy posteriores y eran imposibles de notar al tacto. Eran pequeños, pero habían hecho ya mucho daño. Solo la mamografía pudo detectarlos", explica tras una cerrada defensa de la necesidad de mantener el programa de detección precoz y de rebajar la edad de la primera mamografía.
"Ahora tengo unos años de mucho riesgo porque tengo más posibilidades de desarrollar cáncer en el otro pecho o una metástasis a distancia en otros órganos. No ha sido una detección precoz porque la enfermedad no estaba en fase inicial, pero si llego a tener que esperar a los 45 años no puedo decir si hubiera muerto porque no se sabe, pero estaría con tratamientos paliativos". Aunque para ella lo prioritario es la superviviencia, le preocupa que se deje de financiar la cirugía plástica. "No soy capaz de enseñar mi cuerpo a nadie, ni a mí misma. Me gustaría que los políticos me viesen y me dijeran que la cirugía no es una necesidad".
Para esta licenciada en LADE, que ahora tiene 41 años, la enfermedad ha sido una batalla más psicológica que física. "Las dos semanas que esperé el diagnóstico fueron durístimas y ahora también el día de saber que esto puede volver. El oncólogo me dijo en la última cita que viviera la vida al día. Intento sacarle partido a cada momento, pero tengo ratos oscuros, miedo, pienso mucho en la muerte. No me quiero morir, pero intento hacerme a la idea". Elena manifiesta su pasión por la vida, que no ha conseguido apagar esta cruel enfermedad. "Quiero vivir por mí, me gusta mucho la vida y me voy a agarrar a ella con uñas y dientes, pero también porque tengo dos niñas pequeñas, de 4 y 2 años. Pienso mucho en ellas, en dejar las cosas arregladas por si me pasa algo. No quiero que crezcan sin una madre y voy a luchar por estar el máximo tiempo con las niñas. Por la noche, pienso que si he tirado un día más, ya he estado un día más con ellas y puede que parte de ese regalo me lo haya hecho la mamografía. Sufro mucho al pensar que si me fuera ahora no recordarían a su madre".
"No soy una estadística. Soy Elena Irigoy y si me muero ni para mí ni para mis hijas habrá nada más", se despide.



viernes, 21 de septiembre de 2012

Los médicos avisan de que anular el cribado del cáncer sería un disparate



"El Coste de la prevención de los tumores de mama y colon es muy inferior al de su tratamiento"


Un especialista analiza mamografías digitales en el Hospital del Mar

Citar a una mujer de 50 a 69 años, en principio sana, para que acceda a hacerse una mamografía, y realizar y analizar ese rápido control radiológicotiene un coste próximo a los 10 euros para lasanidad pública, aseguran los responsables del programa de cribado poblacional contra el cáncer de mama del Hospital del Mar de Barcelona, que inició este control en Catalunya en 1995 y lo sigue aplicando.
Este programa, extendido ya a toda Catalunya, capta cada año una media de 1.100 cánceres de mama incipientes que eran desconocidos por las afectadas. "El coste de un tratamiento cuando el cáncer de mama está consolidado y extendido oscila entre los 6.000 y los 12.000 euros, al margen del daño personal que supone", afirma Francesc Macià, epidemiólogo del Hospital del Mar y coordinador del plan de detección preventiva del cáncer.
Estos datos, extensibles al programa de búsqueda poblacional del cáncer de colon y recto, son actualidad desde que hace dos semanas el Ministerio de Sanidad, la Conselleria de Salut y el resto de responsables sanitarios de las comunidades autónomas iniciaron el debate sobre quéprestaciones incluidas ahora en la cartera de servicios sanitarios públicos son susceptibles de dejar de estar financiadas. Las mamografías preventivas, al igual que el resto de controles que buscan detectar cánceres en su fase más inicial, figuran entre los comentarios escapados de esos encuentros.


Los médicos avisan de que anular el cribado del cáncer sería un disparate



"El Coste de la prevención de los tumores de mama y colon es muy inferior al de su tratamiento"


Un especialista analiza mamografías digitales en el Hospital del Mar

Citar a una mujer de 50 a 69 años, en principio sana, para que acceda a hacerse una mamografía, y realizar y analizar ese rápido control radiológicotiene un coste próximo a los 10 euros para lasanidad pública, aseguran los responsables del programa de cribado poblacional contra el cáncer de mama del Hospital del Mar de Barcelona, que inició este control en Catalunya en 1995 y lo sigue aplicando.
Este programa, extendido ya a toda Catalunya, capta cada año una media de 1.100 cánceres de mama incipientes que eran desconocidos por las afectadas. "El coste de un tratamiento cuando el cáncer de mama está consolidado y extendido oscila entre los 6.000 y los 12.000 euros, al margen del daño personal que supone", afirma Francesc Macià, epidemiólogo del Hospital del Mar y coordinador del plan de detección preventiva del cáncer.
Estos datos, extensibles al programa de búsqueda poblacional del cáncer de colon y recto, son actualidad desde que hace dos semanas el Ministerio de Sanidad, la Conselleria de Salut y el resto de responsables sanitarios de las comunidades autónomas iniciaron el debate sobre quéprestaciones incluidas ahora en la cartera de servicios sanitarios públicos son susceptibles de dejar de estar financiadas. Las mamografías preventivas, al igual que el resto de controles que buscan detectar cánceres en su fase más inicial, figuran entre los comentarios escapados de esos encuentros.


miércoles, 19 de septiembre de 2012

Resonancias magnéticas para pacientes XXXL



David Washington se ha topado con un obstáculo que le impide recibir el tratamiento médico que necesita para volver a trabajar: no encuentra una máquina de resonancia magnética (MRI por sus siglas en inglés) lo suficientemente grande como para acomodar sus 286 kilos de peso.
El mecánico de 57 años se lastimó la espalda el año pasado pero dice que los cirujanos no lo pueden operar sin una resonancia para evaluar su lesión.
"Llevo un año buscando un MRI", relata, una saga que incluye numerosas llamadas frustradas a fabricantes de equipos de toma de imágenes, como Siemens AG y General Electric Co., y un viaje en balde de dos horas a una clínica ya que, una vez ahí, descubrió que era demasiado grande para la máquina.
Los fabricantes de equipos de resonancia magnética ven el problema de Washington como una nueva oportunidad de negocio, así como un desafío de ingeniería.


Conforme el porcentaje de estadounidenses obesos sigue creciendo, los hospitales necesitan máquinas más grandes y potentes que puedan acomodar a pacientes más voluminosos y penetrar en masas más grandes de tejido.
Los escáneres de mayor tamaño forman parte de una nueva tendencia en el sector de equipos médicos, que incluye agujas más largas y camas más resistentes para cubrir las necesidades de los pacientes obesos.
"Estados Unidos es nuestro mayor mercado, así que cada producto que fabricamos tiene en cuenta al paciente estadounidense obeso", dijo Bernd Montag, presidente de la división de resonancia magnética de Siemens AG, que hace tomografía computarizada, o CT, para servir a los pacientes que pesan más de 270 kilos, aunque sus máquinas de MRI siguen siendo más pequeñas. "Se ha convertido más o menos en un requisito de diseño", agrega.
General Electric, el gigante holandés Philips Electronics N.V. y otras compañías también han introducido en los últimos años máquinas más grandes para el escaneado de CT, resonancias magnéticas y otros equipos.
Actualmente, 28% de los estadounidenses son obesos, un alza frente a menos de 20% hace 15 años, según los Centros de Control y Prevención de Enfermedades. En ese lapso, el diámetro de los escáneres de CT ha aumentado desde un estándar de 60 centímetros a aperturas de 80 centímetros o más.
Las empresas han experimentado con diferentes diseños, incluyendo máquinas que permiten que los pacientes permanezcan de pie en vez de acostados y escáneres para partes específicas del cuerpo. Sin embargo, los radiólogos aseguran que esas configuraciones también tienen sus limitaciones.

Planta de producción de máquinas de resonancia magnética de General Electric en Beijing, China.


A pesar de que los equipos médicos se están adaptando a los nuevos tamaños de los pacientes, los médicos dicen que sacar resonancias magnéticas de personas obesas sigue siendo complicado.
Los escáneres disponibles funcionan con casi todo tipo de pacientes, pero los equipos de rayos X y otras señales de toma de imágenes siguen pasando apuros para penetrar las capas de grasa y producir imágenes de calidad suficiente para el diagnóstico con las dosis habituales.
El problema es que el tejido absorbe y desvía las ondas de rayos X y las personas con sobrepeso tienen más, explica Georges Xu, director del programa de ingeniería nuclear del Instituto Politécnico Rensselaer, en el estado de Nueva York.
Este problema está haciendo que las compañías desarrollen software que produzca imágenes más nítidas con la dosis mínima de radiación y máquinas más potentes que puedan propagar rayos X por cuerpos más anchos y a distancias más grandes.
"La mejor solución a este problema es asegurarse de que nadie se haga obeso", dijo Raul Uppot, un radiólogo en el Hospital General de Massachusetts. "Pero como estadounidenses, constantemente encontramos problemas y en vez de adoptar la mejor solución, lo que hacemos es construir una máquina más grande", añadió.


Resonancias magnéticas para pacientes XXXL



David Washington se ha topado con un obstáculo que le impide recibir el tratamiento médico que necesita para volver a trabajar: no encuentra una máquina de resonancia magnética (MRI por sus siglas en inglés) lo suficientemente grande como para acomodar sus 286 kilos de peso.
El mecánico de 57 años se lastimó la espalda el año pasado pero dice que los cirujanos no lo pueden operar sin una resonancia para evaluar su lesión.
"Llevo un año buscando un MRI", relata, una saga que incluye numerosas llamadas frustradas a fabricantes de equipos de toma de imágenes, como Siemens AG y General Electric Co., y un viaje en balde de dos horas a una clínica ya que, una vez ahí, descubrió que era demasiado grande para la máquina.
Los fabricantes de equipos de resonancia magnética ven el problema de Washington como una nueva oportunidad de negocio, así como un desafío de ingeniería.


Conforme el porcentaje de estadounidenses obesos sigue creciendo, los hospitales necesitan máquinas más grandes y potentes que puedan acomodar a pacientes más voluminosos y penetrar en masas más grandes de tejido.
Los escáneres de mayor tamaño forman parte de una nueva tendencia en el sector de equipos médicos, que incluye agujas más largas y camas más resistentes para cubrir las necesidades de los pacientes obesos.
"Estados Unidos es nuestro mayor mercado, así que cada producto que fabricamos tiene en cuenta al paciente estadounidense obeso", dijo Bernd Montag, presidente de la división de resonancia magnética de Siemens AG, que hace tomografía computarizada, o CT, para servir a los pacientes que pesan más de 270 kilos, aunque sus máquinas de MRI siguen siendo más pequeñas. "Se ha convertido más o menos en un requisito de diseño", agrega.
General Electric, el gigante holandés Philips Electronics N.V. y otras compañías también han introducido en los últimos años máquinas más grandes para el escaneado de CT, resonancias magnéticas y otros equipos.
Actualmente, 28% de los estadounidenses son obesos, un alza frente a menos de 20% hace 15 años, según los Centros de Control y Prevención de Enfermedades. En ese lapso, el diámetro de los escáneres de CT ha aumentado desde un estándar de 60 centímetros a aperturas de 80 centímetros o más.
Las empresas han experimentado con diferentes diseños, incluyendo máquinas que permiten que los pacientes permanezcan de pie en vez de acostados y escáneres para partes específicas del cuerpo. Sin embargo, los radiólogos aseguran que esas configuraciones también tienen sus limitaciones.

Planta de producción de máquinas de resonancia magnética de General Electric en Beijing, China.


A pesar de que los equipos médicos se están adaptando a los nuevos tamaños de los pacientes, los médicos dicen que sacar resonancias magnéticas de personas obesas sigue siendo complicado.
Los escáneres disponibles funcionan con casi todo tipo de pacientes, pero los equipos de rayos X y otras señales de toma de imágenes siguen pasando apuros para penetrar las capas de grasa y producir imágenes de calidad suficiente para el diagnóstico con las dosis habituales.
El problema es que el tejido absorbe y desvía las ondas de rayos X y las personas con sobrepeso tienen más, explica Georges Xu, director del programa de ingeniería nuclear del Instituto Politécnico Rensselaer, en el estado de Nueva York.
Este problema está haciendo que las compañías desarrollen software que produzca imágenes más nítidas con la dosis mínima de radiación y máquinas más potentes que puedan propagar rayos X por cuerpos más anchos y a distancias más grandes.
"La mejor solución a este problema es asegurarse de que nadie se haga obeso", dijo Raul Uppot, un radiólogo en el Hospital General de Massachusetts. "Pero como estadounidenses, constantemente encontramos problemas y en vez de adoptar la mejor solución, lo que hacemos es construir una máquina más grande", añadió.


domingo, 16 de septiembre de 2012

¿Las mamografías producen cáncer de tiroides?



Esta es una nota que ya tiene bastantes días en la web pero creo que vale la pena ponerla en este blog en relación con el post sobre el protector tiroideo en mamografía. Es un aporte mas sobre el supuesto aumento del cáncer de tiroides debido a las mamografías que dio conocer el Dr. Oz y que todavía hay muchas mujeres que no están enteradas de que esto es mentira y que no hay comprobación científica, es mas la paranoia es tal que mucha gente viene a hacerse una radiografía y piden protector tiroideo para radiografías en las cuales el uso del protector interfiere en la zona de interés, como por ejemplo una radiografía de columna cervical, poniendo en riesgo que se tenga que repetir el estudio y su diagnostico. Creo que es importante seguir haciendo difusión sobre este tema y escuchar realmente a las asociaciones dedicadas a estos temas y no darle crédito a gente que no tiene idea del tema.


Últimamente está dando vueltas el rumor de que el cáncer de tiroides está aumentando entre las mujeres y que el responsable son las mamografías y las radiografías dentales. Según dicen, si se van a realizar una, hay que pedir un “guarda tiroides” para que esta glándula se proteja de la radiación. Esto es mentira.
Una corta búsqueda por internet muestra que Snopes ya trató el tema y la conclusión es que, para la mayoría de los estudios, la radiación que recibe la tiroides es mínima y no hace falta usar protección en el cuello. Es más, el uso de un escudo contra la radiación en la tiroides podría interferir con el diagnóstico, causando más daño que el que previene.
El Colegio Estadounidense de Radiología y la Sociedad de Imagenología Mamaria también emitieron un comunicado desmintiendo el rumor.
Algunas personas han expresado preocupación, debido a una noticia errónea, acerca de que la pequeña cantidad de radiación que un paciente recibe durante una mamografía podría aumentar significativamente su probabilidad de desarrollar cáncer de tiroides. Esta preocupación no tiene aval en la literatura científica.
La dosis de radiación que recibe la tiroides por una mamografía es extremadamente baja. La tiroides no está expuesta al haz directo de rayos X utilizado para tomar la imagen de la mama y recibe sólo una pequeña cantidad de rayos X dispersados (menos de 0,005 miligrays). Esta cantidad  es equivalente a sólo 30 minutos de la radiación de fondo recibida de fuentes naturales.
Para la mamografía anual entre las edades de 40 a 80 años, el riesgo de cáncer debido a esta minúscula cantidad de radiación dispersa en la tiroides es increíblemente pequeño (menos de un caso en 17,1 millones de mujeres). Este riesgo diminuto debe ponerse en la balanza con el hecho que el escudo de tiroides podría interferir con el posicionamiento óptimo y provocar errores (sombras que podrían aparecer en la imagen). Ambos factores podrían reducir la calidad de la imagen e interferir con el diagnóstico. Por lo tanto no se recomienda el uso del guarda tiroides durante una mamografía. Se urge a los pacientes a no postergar o pasar por alto los estudios mamarios necesarios basándose en estos reportes erróneos.

Comparación de un mamograma con y sin guarda tiroides. El guardatiroides bloquea parte del cuerpo y reduce el contraste general, dificultando el diagnóstico.


Estas conclusiones provienen, casi con seguridad, de un artículo publicado en el American Journal of Roentgenology que concluye que el riesgo de por vida del cáncer de tiroides causado por una mamografía anual entre los 40 y los 80 años es de 1 en 17,8 millones. En comparación, el riesgo de por vida de ser diagnosticada con cáncer de mama, según la American Cancer Society, es de 1 en 8.
¿Y qué hay del aumento en el cáncer de tiroides? En una entrevista para el New York Times, Dr. Otis W. Brawley, jefe de medicina de la American Cancer Society, explica que casi con seguridad es la consecuencia de los avances en la tecnología médica. Mientras los casos de cáncer de tiroides han aumentado (tanto en hombres como en mujeres), la mortalidad se mantuvo igual, con un 97% de supervivencia.
Esto sugiere que actualmente detectamos casos que en el pasado habrían pasado desapercibidos. El 87% del incremento en los diagnósticos puede ser atribuido al diagnóstico de pequeños tumores que probablemente no hubieran causado daños a la salud.
En conclusión, no se crean todo lo que sus contactos comparten por Facebook.



Aquí les dejo otras dos publicaciones relacionadas con el tema:






¿Las mamografías producen cáncer de tiroides?



Esta es una nota que ya tiene bastantes días en la web pero creo que vale la pena ponerla en este blog en relación con el post sobre el protector tiroideo en mamografía. Es un aporte mas sobre el supuesto aumento del cáncer de tiroides debido a las mamografías que dio conocer el Dr. Oz y que todavía hay muchas mujeres que no están enteradas de que esto es mentira y que no hay comprobación científica, es mas la paranoia es tal que mucha gente viene a hacerse una radiografía y piden protector tiroideo para radiografías en las cuales el uso del protector interfiere en la zona de interés, como por ejemplo una radiografía de columna cervical, poniendo en riesgo que se tenga que repetir el estudio y su diagnostico. Creo que es importante seguir haciendo difusión sobre este tema y escuchar realmente a las asociaciones dedicadas a estos temas y no darle crédito a gente que no tiene idea del tema.


Últimamente está dando vueltas el rumor de que el cáncer de tiroides está aumentando entre las mujeres y que el responsable son las mamografías y las radiografías dentales. Según dicen, si se van a realizar una, hay que pedir un “guarda tiroides” para que esta glándula se proteja de la radiación. Esto es mentira.
Una corta búsqueda por internet muestra que Snopes ya trató el tema y la conclusión es que, para la mayoría de los estudios, la radiación que recibe la tiroides es mínima y no hace falta usar protección en el cuello. Es más, el uso de un escudo contra la radiación en la tiroides podría interferir con el diagnóstico, causando más daño que el que previene.
El Colegio Estadounidense de Radiología y la Sociedad de Imagenología Mamaria también emitieron un comunicado desmintiendo el rumor.
Algunas personas han expresado preocupación, debido a una noticia errónea, acerca de que la pequeña cantidad de radiación que un paciente recibe durante una mamografía podría aumentar significativamente su probabilidad de desarrollar cáncer de tiroides. Esta preocupación no tiene aval en la literatura científica.
La dosis de radiación que recibe la tiroides por una mamografía es extremadamente baja. La tiroides no está expuesta al haz directo de rayos X utilizado para tomar la imagen de la mama y recibe sólo una pequeña cantidad de rayos X dispersados (menos de 0,005 miligrays). Esta cantidad  es equivalente a sólo 30 minutos de la radiación de fondo recibida de fuentes naturales.
Para la mamografía anual entre las edades de 40 a 80 años, el riesgo de cáncer debido a esta minúscula cantidad de radiación dispersa en la tiroides es increíblemente pequeño (menos de un caso en 17,1 millones de mujeres). Este riesgo diminuto debe ponerse en la balanza con el hecho que el escudo de tiroides podría interferir con el posicionamiento óptimo y provocar errores (sombras que podrían aparecer en la imagen). Ambos factores podrían reducir la calidad de la imagen e interferir con el diagnóstico. Por lo tanto no se recomienda el uso del guarda tiroides durante una mamografía. Se urge a los pacientes a no postergar o pasar por alto los estudios mamarios necesarios basándose en estos reportes erróneos.

Comparación de un mamograma con y sin guarda tiroides. El guardatiroides bloquea parte del cuerpo y reduce el contraste general, dificultando el diagnóstico.


Estas conclusiones provienen, casi con seguridad, de un artículo publicado en el American Journal of Roentgenology que concluye que el riesgo de por vida del cáncer de tiroides causado por una mamografía anual entre los 40 y los 80 años es de 1 en 17,8 millones. En comparación, el riesgo de por vida de ser diagnosticada con cáncer de mama, según la American Cancer Society, es de 1 en 8.
¿Y qué hay del aumento en el cáncer de tiroides? En una entrevista para el New York Times, Dr. Otis W. Brawley, jefe de medicina de la American Cancer Society, explica que casi con seguridad es la consecuencia de los avances en la tecnología médica. Mientras los casos de cáncer de tiroides han aumentado (tanto en hombres como en mujeres), la mortalidad se mantuvo igual, con un 97% de supervivencia.
Esto sugiere que actualmente detectamos casos que en el pasado habrían pasado desapercibidos. El 87% del incremento en los diagnósticos puede ser atribuido al diagnóstico de pequeños tumores que probablemente no hubieran causado daños a la salud.
En conclusión, no se crean todo lo que sus contactos comparten por Facebook.



Aquí les dejo otras dos publicaciones relacionadas con el tema:






Mamografías: más beneficios que daños


Durante años se ha debatido en muchos países la utilidad de los programas de escrutinio para detectar cáncer de mama: algunos dicen que son beneficiosos, otros que causan daño, principalmente debido a los diagnósticos falsos positivos


Por cada 1.000 mujeres sometidas a mamografías se salvan hasta nueve vidas.


Ahora, una amplia revisión llevada a cabo en Europa concluyó que los beneficios de estos programas, que involucran principalmente el uso de mamografías, superan a los riesgos.

La investigación publicada en Journal of Medical Screening revela que por cada diagnóstico falso positivo -que conduce al tratamiento innecesario de una mujer- se salva la vida de dos mujeres.
Según el estudio, llevado a cabo en la Universidad Queen Mary de Londres, por cada 1.000 mujeres sometidas a mamografías se salvan hasta nueve vidas.
Se sabe que, con el cáncer, en cuanto más temprano se detecte la enfermedad mejor será el resultado. Y hasta ahora la mejor forma de detectar un tumor de mama en sus primeras etapas es con una mamografía.
Cuando se detecta un tumor peligroso con una mamografía se incrementa la probabilidad de supervivencia de una mujer.
Pero las mamografías también detectan bultos que pueden ser inocuos y que, sin embargo, provocan que una mujer sea sometida a tratamientos, cirugías o ansiedad innecesarios.
Por eso desde hace tiempo se debate en muchos países el papel de estos programas para la reducción de la mortalidad de la enfermedad.

Salvan vidas
Los investigadores evaluaron la efectividad de 26 programas de escrutinio en 18 países que habían involucrado a 12 millones de mujeres entre 2001 y 2007.
Los resultados mostraron que por cada 1.000 mujeres sometidas a mamografías cada dos años, desde los 50 años de edad hasta los 69, se salvan entre siete y nueve vidas y se diagnostican cuatro falsos positivos.
Estos falsos positivos, explican los investigadores, se refieren a casos de cáncer de mama diagnosticados como resultado de una mamografía pero que no darán lugar a ningún síntoma durante la vida de la mujer.
El estudio encontró que por cada 1.000 mujeres sometidas a mamografías, 170 mujeres recibirán al menos un llamado para un seguimiento no invasivo para confirmar la ausencia de cáncer, y 30 mujeres recibirán al menos un llamado para someterse a un procedimiento invasivo, como una biopsia, para confirmar un resultado negativo.
Estos diagnósticos falsos positivos, dicen los investigadores, conducen a que, mientras se confirman los resultados negativos, la mujer sufra estrés y ansiedad.
El profesor Stephen Duffy, uno de los coordinadores del estudio, afirma que "ésta es la única revisión amplia de los resultados de los programas de escrutinio de cáncer de mama en Europa".
"Incluye resultados de mamografías de millones de mujeres, y confirma que los servicios de escrutinio están dando los beneficios que se esperaban", dice el especialista.
Agrega que "en particular, es una buena noticia que las vidas que salvan con las mamografías superan a los casos de diagnóstico falso positivo por un factor de dos a uno".

Beneficio de largo alcance
"Las mamografías no sólo salvan vidas hoy o mañana, también salvarán vidas en unos 10 o 20 años".
Las organizaciones británicas Breakthrough Breast Cancer y Breast Cancer Campaign afirmaron en una declaración conjunta que "este trabajo sumamente detallado y admirable que apoya la extendida opinión de que las mamografías salvan vidas y ayudar a detectar cáncer de mama de forma prematura".
"Como organizaciones de ayuda -añadieron-, trabajaremos junto con los programas de escrutinio para asegurar que las mujeres reciban la mejor información posible sobre los beneficios y riesgos potenciales de las mamografías. Mientras tanto, si las mujeres tienen dudas nuestro consejo es que consulten a sus médicos".
Por su parte, el doctor Eugenio Paci, otro de los coordinadores del estudio, afirma que "ha habido mucha discusión recientemente sobre el valor de los programas de escrutinio de cáncer de mama".
"Y por esta razón es oportuno que el grupo internacional de expertos haya revisado el impacto de las mamografías en la población en Europa y haya encontrado que éstas están contribuyendo a la reducción de las muertes por esta enfermedad", expresa el experto.